ANDALUCÍA LIBRE



Un 28 de febrero de hace ahora 22 años , los andaluces dijimos sí al reconocimiento a nuestro derecho al autogobierno. El referéndum que lo permitió fue el resultado de un largo proceso auspiciado mucho tiempo atrás por Blas Infante, al que se considera padre de la patria andaluza.


Un 28 de febrero de hace ahora 22 años , los andaluces dijimos sí al reconocimiento a nuestro derecho al autogobierno. El referéndum que lo permitió fue el resultado de un largo proceso auspiciado mucho tiempo atrás por Blas Infante, al que se considera padre de la patria andaluza.

El 28 de febrero, los andaluces celebramos de nuevo el día de nuestra comunidad autónoma. Un acto institucional en el Parlamento , la entrega de las medallas de Andalucía en el Palacio de San Telmo (sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía) y diversas celebraciones en todas las provincias andaluzas conmemoran un momento histórico que supuso el reconocimiento de la identidad histórica de Andalucía, y que se materializó en el Estatuto de Autonomía .
Pero, además de la celebración institucional, son muchos los colectivos que cada año organizan actos en los que reafirman su conciencia andaluza.
Blas Infante fue el precursor de esta lucha por la autonomía, una lucha que se desarrolló en gran parte en Sevilla.

El padre de la patria, Blas Infante, aunque nació en la localidad malagueña de Casares en 1885 y cursó la carrera de Derecho en Granada en sólo dos años se trasladó a Sevilla en 1910 para tomar posesión de la notaría de Cantillana (Sevilla). En esta época comenzó a participar en distintas actividades, en las que se fue afianzando su conocimiento de las raíces andaluzas.
Precisamente, fue durante una conferencia en el Ateneo de Sevilla cuando escuchó por primera vez un discurso andalucista, pronunciado por Mario Méndez Bejarano, que le hizo tomar conciencia de que el andalucismo era una idea viva “ El concepto de pueblo es la principal aportación que Blas Infante ha dejado a los andaluces”

Esta conciencia de la identidad andaluza fue materializándose en la participación de Blas Infante en distintas actividades para llegar a conseguir el sueño de la autonomía andaluza. En 1933, la Diputación de Sevilla convocó una asamblea de todos los municipios y diputaciones para la discusión definitiva de un anteproyecto de bases. Un año después se dio otro importante paso hacia la autonomía, ya que, a instancias de la Federación Autonómica de Municipios Andaluces, se constituyó una Junta de Acción Andalucista, de la que saldría luego la Comisión Pro Estatuto.

En el año 1936 se intensificó la campaña andalucista a favor del Estatuto de Autonomía, pero el inicio de la Guerra Civil la frenó súbitamente.
Aunque el estallido de la contienda el 18 de julio retuvo a Blas Infante en su casa de Coria durante unas semanas, el 2 de agosto fue detenido y llevado a un cuartelillo de la Falange, instalado en el edificio de la Cámara Agraria de la calle Trajano de Sevilla. Dos días más tarde fue trasladado a una improvisada prisión o checa, situada en el cine Jáuregui, enclavado en la que hoy es la plaza de Padre Jerónimo de Córdoba.
Su muerte se produjo el 10 de agosto, cuando fue conducido al kilómetro 4 de la Carretera de Carmona, junto a la linde de la antigua Huerta de las Clarisas, donde fue fusilado. Antes de morir, gritó dos veces “!Viva Andalucía libre!“

El esfuerzo de Blas Infante y algunos de sus coetáneos fue abriendo el camino para que, muchos años después, se avanzara en el reconocimiento de la identidad de Andalucía. Blas Infante no concebía el andalucismo como algo político, sino como un movimiento social y cultural que luchaba por reivindicar y mantener la señas de identidad de Andalucía.

Unas señas de identidad que se concretan en la bandera, el himno y el escudo, adoptados en la Asamblea de las Provincias Andaluzas que se celebró en Ronda en 1918, y que condensan la esencia de la historia de nuestra comunidad.
Los colores verde y blanco de la bandera de Andalucía, por ejemplo, suponen “la fusión de la esperanza y la paz, símbolos de todas las culturas que han pasado por Andalucía”. De hecho, el color verde se utilizó por primera vez en el estandarte de la Dinastía Omeya, en el siglo VIII, para llamar a la oración o a la reunión, mientras que el blanco fue introducido por los almohades en el siglo XII, cuando desembarcaron en las costas de Cádiz para unir a todos los reinos andalusíes.

Por su parte, el escudo está inspirado en el de Cádiz, y en él figura un joven Hércules dominando a dos leones, situados entre dos columnas que simbolizan los orígenes legendarios de Andalucía. Además, incluye el lema: “Andalucía por sí, para España y la Humanidad”.

También tiene una gran carga histórica el himno de nuestra comunidad, que se interpretó por primera vez en Sevilla, en un concierto que la Banda Municipal de Música ofreció en la Alameda de Hércules ocho días antes de que estallara la Guerra Civil. El Teatro Lope de Vega acogió el reestreno del himno, interpretado por la Banda Municipal en el año 1979.

La importancia de Andalucía en el conjunto de España es uno de los aspectos en los que se hace un especial hincapié. Andalucía tuvo una lengua propia, la aljamía, una lengua romance derivada del latín que ha aportado muchos vocablos al español.

Raquel Setefilla



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Publicado por enportada el 02 Jul 2004




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