MONSTER MAGNET + Gluecifer + The Quill



5/4/2004
Sala Razzmatazz 2
Promotora: Dr. Music

El pasado lunes nos dimos cita en Barcelona para asistir a uno de los conciertos más esperados de los últimos años: Monster Magnet visitaban la ciudad condal como cabezas de cartel, tras solamente haber podido gozar de ellos últimamente como teloneros de los todopoderosos Metallica. Además, venían acompañados por unos teloneros de lujo: The Quill y los nórdicos Gluecifer.

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Crónica realizada por: Jordi de las Heras



5/4/2004
Sala Razzmatazz 2
Promotora: Dr. Music

El pasado lunes nos dimos cita en Barcelona para asistir a uno de los conciertos más esperados de los últimos años: Monster Magnet visitaban la ciudad condal como cabezas de cartel, tras solamente haber podido gozar de ellos últimamente como teloneros de los todopoderosos Metallica. Además, venían acompañados por unos teloneros de lujo: The Quill y los nórdicos Gluecifer.

Se respiraba un ambiente especial en la sala Razzmatazz 2. No quedaban entradas y la expectación era enorme entre los fans del grupo allí reunidos.
Al minuto de entrar a la sala, The Quill comienzan su descarga. Este grupo, desconocido para mí, dejó una grata impresión en la mayoría de los asistentes. Facturan un heavy metal setentero, un poco cruce Maiden-Sabbath, con un estimable nivel de ejecución. Con su actitud y simpatía se metieron al público en el bolsillo, y su media hora de actuación dio tiempo a que la sala se acabara de llenar para ver a los noruegos Gluecifer.
La banda noruega de rock-punk se lo llevó de calle ante sus numerosos seguidores allí presentes. Si la banda en disco es buena, en directo es aún mejor. Captain Poon y los suyos descargaron una hora de canciones pegadizas y con garra, llenas de buen rollo y abundante comunicación con el público. Promocionaban Automatic Thrill, su último álbum, pero también cayeron otros clásicos de la banda que nos hicieron jalearles y cantar a todos. Simpáticos y entregados, todo el mundo se quedó con ganas de más en el concierto de Gluecifer.

Tras unos minutos de espera, el South of Heaven de Slayer sirve de introducción a la banda estrella de la noche: Monster Magnet. Dave Wyndorf y compañía, con el aforo ya a reventar, suben al escenario y de un tirón descargan Bummer y Powertrip, del álbum homónimo. La gente grita cada uno de los versos, salta, eleva sus puños y se entrega a la ceremonia. Los guitarras Mundell y Caivano, brillantes toda la noche, se suben a los monitores para ejecutar sus solos mientras Wyndorf demuestra que es un animal del rock. Parece que nos dice un secreto cuando susurra a la audiencia que “the rock n’ roll is alive”, se sube de nuevo a los monitores y se lanza con Supercruel, del último y fantástico álbum Monolithic Baby. Impresionante ver a toda la sala cantando y haciendo los “cuernos” con la mano. Wyndorf domina el escenario de manera apabullante, aún en la más pausada Melt, con un par de focos de mano que le sirven para aderezar su interpretación y animar al público.
Cae algún tema más antiguo antes de recuperar algunas de las mejores canciones de su último cd, como Radiation Day o la estupenda Monolithic. Se acerca el final del set, y Wyndorf agarra su guitarra para regalarnos Negasonic Teenage Warhead, de aquel clásico Dopes to Infinity. El respetable se vuelve loco, saltando y cantando antes de rendirse definitivamente con Spacelord ante un Wyndorf empapado en sudor y una banda que ha estado más que brillante.

Para los bises, los Magnet se guardan su versión de The Right Stuff, de Captain Lockheed y una mastodóntica interpretación de Spine of God, de unos 20 minutos de duración, donde a Wyndorf le da tiempo a fumarse un porro, desgañitarse con el brillante estribillo de la canción, introducir una estrofa del American Pie y volver a su emblemática canción, con un final que incluye destrozar una guitarra eléctrica en pedazos en pleno subidón final. Wyndorf regala los fragmentos al público y se retira, dejando al sudoroso y entregado público en medio del éxtasis.

En definitiva, un concierto brillante, con un sonido apabullante y una entrega fuera de toda duda. Unos animales del rock que dejaron huella y con los cuales la esperanza en esta música sigue viva. ¿Alguien dijo Strokes?¿Alguien dijo Jet?... las risas de Wyndorf y mías aún se escuchan...jajajajajaja....

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Crónica realizada por: Jordi de las Heras



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Publicado por crónicas el 18 Apr 2004




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